El membrillo es demasiado duro, astringente y agrio por lo que no es usual comerlo crudo, a menos que sea escarchado (preparándolo de modo que el azúcar cristalice). Se usa para hacer mermelada, compota y pudín, o puede pelarse para posteriormente asarlo. Su fuerte aroma hace que sea un complemento para añadir en pequeñas cantidades al pastel de manzana y a la mermelada, para potenciar el sabor.
En España, para consumirlo, previamente se sumerge cortado en dos en agua de mar, ve reemplazado su sabor amargo por otro, dulce y delicioso, y, por ende, comestible y muy sano; esta práctica es muy común y extendida en Tenerife y Gran Canaria, parte del archipiélago de las Islas Canarias, comunidad autónoma de España[cita requerida].
En Chile, ademas de ser consumido como mermelada (Dulce de membrillo); para consumirlo crudo, previamente se golpea bien la fruta (machucar la fruta); con lo cual se le quita su sabor astringente y se vuelve dulce.
En México este fruto se suele comer en un postre llamado Ate y se suele comer crudo con chiles secos en polvo y sal.
En Argentina y Uruguay el dulce de membrillo es de primera importancia en la reposteria tradicional.
En Venezuela se consume el dulce o conserva de membrillo acompañado de galletas, saltines o pan y café, como postre o merienda.
En Francia, tierra de los perfumes por excelencia, suelen colocarse los frutos dentro de las gavetas y entre la ropa para perfumarlas con su potente fragancia.
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